Este año 2021 empiezo una colaboración con la Revista Española de Electrónica escribiendo de forma periódica sobre el compliance técnico (o conformidad).
En el primer artículo que se publica en la revista de enero hago una introducción a la legislación de la Unión Europea que aplica a los productos eléctricos y electrónicos que se quieren comercializar en dicho mercado. Empiezo citando a la Decisión y el Reglamento sobre los que se sustenta la estructura del Nuevo Marco Legislativo de la UE. Continúo hablando de la importancia de entender el concepto de comercialización en este marco resaltando el hecho sustancial que se ha de tener en cuenta que es a titulo individual. Eso supone que, es desde el momento que se comercializa un producto que empieza a contar el plazo de diez años durante los que se debe guardar toda la documentación asociada al marcado CE de ese producto.
Expongo la existencia de una lista de Legislación de Armonización de la Unión compuesta por 39 Directivas y 31 Reglamentos. Para todos los productos que deban llevar marcado CE habrá que definir cuáles de esas directivas y reglamentos habrá que cumplir. Este cumplimiento se basa en una serie de requisitos esenciales que podrán ser las especificaciones o las funcionalidades que los productos que desarrollemos, o que hayamos desarrollado y vayamos a comercializar, deberán cumplir. Para ayudarnos a esto existen para muchas de esas directivas y reglamentos una serie de normas armonizadas que deberemos tener en cuenta. Asimismo expongo las principales directivas y reglamentos que aplican a los productos electrónicos.
En la última parte explico las potenciales sanciones por el incumplimiento de esa legislación que se describen en la legislación española, y las diferencias de importe de esas sanciones para el mismo tipo de sanción que existen con algunas comunidades autónomas (y también entre ellas).
Y finalizó dando referencia a la entrada en aplicación el próximo mes de julio del nuevo Reglamento de Vigilancia de Mercado con el que la Unión Europea pretende reconducir una preocupante situación respecto de algunos productos que se comercializan en el mercado comunitario, y especialmente la entrada en el mercado europeo de productos comprados en plataformas electrónicas que muchas veces no cumplen con los mínimos requisitos de seguridad y salud que se requiere, con el consiguiente peligro para los consumidores o el medio ambiente.
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