Hoy en día una parte importante de los productos industriales que se comercializan en el mundo incorporan componentes eléctricos y electrónicos. Esto supone que debamos tener en consideración dos conceptos vinculados a esas características: “perturbación electromagnética” y “compatibilidad electromagnética”.
- perturbación electromagnética: “cualquier fenómeno electromagnético que pueda crear problemas de funcionamiento a un equipo”.
- compatibilidad electromagnética: “capacidad de que un equipo funcione de forma satisfactoria en su entorno electromagnético sin introducir perturbaciones electromagnéticas intolerables para otros equipos en ese entorno”.
Estos dos conceptos se definen así en la Directiva 2014/30/UE, que es la directiva relativa a la Compatibilidad Electromagnética. Esta es una de las directivas que forma parte de la legislación de armonización de la Unión Europea que incluye los requisitos esenciales en el ámbito de la compatibilidad electromagnética que deben cumplir los productos que se quieren introducir en el mercado de la UE y pretenden circular libremente dentro de la Unión.
En dicha directiva se establecen como requisitos que:
El diseño y la fabricación de los equipos, habida cuenta de los avances más recientes, garantizarán:
- que las perturbaciones electromagnéticas generadas queden limitadas a un nivel que permita a los equipos de radio y de telecomunicaciones u otros equipos funcionar con el fin para el que han sido previstos;
- un nivel de protección frente a las perturbaciones electromagnéticas previsibles que permita al equipo funcionar sin una degradación inaceptable en su uso previsto.
Cumplir con estos requisitos es importante porque una mala inmunidad podría hacer que las ondas electromagnéticas externas afectasen al comportamiento de nuestro producto pero también un mal diseño podría hacer que nuestro producto generase ondas electromagnéticas que afectasen a otros productos.
La importancia de un compliance técnico de este tipo de requisitos se confirma cuando se exponen casos en los que la influencia de las perturbaciones electromagnéticas puede tener consecuencias graves, e incluso fatales.
Veamos algunos ejemplos:
- Si en el diseño de un dispositivo electrónico incorporamos imanes, estos pueden generar campos electromagnéticos que interfieran en los marcapasos implantados en personas con problemas cardíacos que les podrían provocar la muerte.
- Si en nuestro producto no incorporamos elementos que doten al producto de inmunidad frente a las ondas que puedan generar componentes que usan la RFID para emitir información podemos provocar que nuestro producto tenga un malfuncionamiento y pueda dar datos defectuosos que den pie a malas decisiones. Esto puede ser el caso de interferencias de etiquetas antirrobo RFID en un aparato de rayos-X que transmite las imágenes de forma inalámbrica desde el aparato hasta la estación de control. Si las interferencias generasen puntos distorsionados en la imagen en pantalla podrían provocar que el especialista hiciera un mal diagnostico tanto en el sentido de un falso positivo como de no detectar un tumor incipiente.
Estos son algunos ejemplos que en caso de comportar resultados graves o letales podrían dar lugar a petición de responsabilidades penales de todos los actores intervinientes en el proceso.
Es por tanto importante que en las especificaciones o funcionalidades que deben describirse cuando se empieza a desarrollar un producto, o cuando se hace una nueva versión de un producto existente, se incorpore el cumplimiento de los requisitos esenciales en compatibilidad electromagnética.